El poema anónimo del siglo XIV, Sir Gawain and the Green Knight, no es solo el cenit del romance artúrico en inglés medio, sino una de las realizaciones literarias más significativas de la Baja Edad Media. Conservado en el singular Manuscrito Cotton Nero A.x., esta obra maestra anónima examina los ideales de la caballería a través de una prueba dual de vida y honor. El poema es un brillante crisol cultural que, como afirma Marie Borroff (1967), debe su trascendencia a la manera en que integra tradición narrativa y proeza estilística.
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1ª página del manuscrito original de "Sir Gawain and the Green Knight" Dominio público |
La Materia de Bretaña y la fusión de tradiciones
Sir Gawain and the Green Knight se enmarca dentro del ciclo narrativo de Bretaña, el vasto repertorio de leyendas que glorifican la corte del Rey Arturo. La narración se inicia, de hecho, trazando la historia de Britania desde la caída de Troya, conectando el linaje de Arturo con la fundación épica de Occidente.
Sin embargo, su autoría, atribuida al "Poeta de Gawain", se distingue por la audaz amalgama de influencias:
- Herencia Anglosajona: El poema revive el verso aliterativo largo, una forma métrica heroica característica de la poesía germánica y anglosajona. Este "Renacimiento Aliterativo" (Putter, 1995) ancla la obra en la tradición lingüística y rítmica inglesa.
- Romance Francés: Los temas de la cortesía, el amor cortés y la caballería como código social provienen directamente del romance continental, estableciendo a Camelot como la capital de la "joy" y la felicidad cortesanas.
- Motivos célticos y folclóricos: El Caballero Verde es una figura arquetípica, posiblemente enraizada en las deidades celtas de la vegetación o el "Hombre Salvaje", que encarna la naturaleza indómita, la regeneración y el desafío a la civilización humana.
Esta síntesis cultural dota al poema de una tensión inherente entre la rigidez del código caballeresco (lo francés y cristiano) y la fuerza elemental de la naturaleza y el destino (lo celta y folclórico).
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El Rey Arturo. Pintura de Charles Ernest Butler Dominio público |
La línea argumental: dos juegos, una sola prueba
La narración se estructura en torno al "juego de la decapitación" (beheading game), un desafío sobrenatural que irrumpe en la fiesta de Año Nuevo en Camelot.
El poema se organiza tradicionalmente en cuatro partes, o Fits (del inglés medio fitt, que significa "canto" o "sección"):
Fit I: La interrupción y el juramento
La opulenta fiesta es interrumpida por el Caballero Verde. Su reto es sencillo: que alguien golpee su cuello con su propia hacha, a cambio de recibir un golpe idéntico un año y un día después. Gawain, el más joven y menos experimentado de los sobrinos de Arturo, asume el desafío con humildad:
"I am the weakest, well I know, and of wit feeblest: / And the loss of my life would be least of any: / That I have you for uncle is my only praise: / My body, but for your blood, is barren of worth: / And for that this folly befits not a king, / And 'tis I that have asked it, it ought to be mine" (Borroff, 1967, líneas 354–359).
Fit II, III y IV: El viaje y el doble juego
El peligro público (la cita en la Capilla Verde) se entrelaza con una prueba privada de carácter moral en el castillo de Lord Bertilak, a donde Gawain llega en Nochebuena. Allí, Gawain acepta el "juego de intercambio de ganancias" propuesto por Bertilak.
La sección clave es el Fit III, donde tres días de caza de Bertilak se corresponden con tres días de tentación en el dormitorio de Gawain por parte de la dama Bertilak. Gawain se resiste con cortesía a la seducción sexual (manteniendo su clannesse o pureza), pero el tercer día comete su única falta: por miedo a la muerte, acepta una liga (girdle) que supuestamente lo protegerá de cualquier herida y, crucialmente, lo oculta a Bertilak, rompiendo la troth del intercambio.
El poema culmina en el Fit IV, donde el Caballero Verde revela ser Lord Bertilak. El tercer y último golpe de hacha solo roza la piel de Gawain, como castigo por la mentira del tercer día.
Análisis interpretativo: la fragilidad de la perfección
Sir Gawain and the Green Knight no es la historia de un fracaso, sino de una redención a través de la humildad. El poema pone a prueba la viabilidad del código caballeresco perfecto a través de dos símbolos centrales:
El pentangle y la idealidad inalcanzable
El blasón de Gawain, el pentangle (pentagrama), es el emblema de la perfección. Sus cinco puntas representan cinco grupos de cinco virtudes (entre ellas la clannesse, cortesía, y piedad), y su forma continua simboliza la inquebrantable fidelidad (troth) de Gawain. Al asumir este símbolo, Gawain asume un ideal de perfección absoluta.
El Caballero Verde, al someterlo a la prueba, demuestra que la perfección total es inalcanzable para un ser humano: Gawain logra mantener cuatro de sus cinco virtudes, sucumbiendo únicamente a la codicia de la vida al ocultar el cinturón.
El pecado humano y la compasión
El acto de Gawain no es un pecado de la carne, sino un acto de instinto de supervivencia, un fallo ético de la palabra por un miedo natural. El Caballero Verde, actuando como confesor y juez, lo absuelve de su falta al diferenciar su error del pecado mortal:
"Yet you lacked, sir, a little in loyalty there, but the cause was not cunning, nor courtship either, but that you loved your own life" (Borroff, 1967, líneas 2366–2368).
El Caballero Verde, al perdonar a Gawain con un simple rasguño, establece un modelo de justicia matizado con misericordia, reconociendo la fragilidad inherente a la condición humana.
De la vergüenza a la insignia
Gawain regresa a Camelot, abrumado por la vergüenza, y decide llevar el cinturón verde no como un amuleto, sino como una "insignia de la falta" (token of his fault, línea 2488). Sin embargo, la reacción de la corte de Arturo es el verdadero clímax moral. Lejos de condenarlo, adoptan la banda verde como símbolo de honor para toda la Orden.
La crítica literaria interpreta este final como una maduración de la caballería. El ideal no se destruye, sino que se humaniza. El honor ya no reside en la impecabilidad (que es mítica), sino en la humildad para reconocer la propia imperfección y la capacidad para seguir sirviendo a pesar de ella. La corte artúrica aprende la lección de la Capilla Verde: la fragilidad es parte de la verdad humana.
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