EL COLOR DEL SONIDO
Cuando De Pachmann afirmó que utiliza determinados dedos para crear efectos concretos, se pensó que la idea era una de las características del excéntrico pianista. Otros intérpretes, sin embargo, piensan igual y trabajan en la misma dirección, esto es, con la idea de que la digitación utilizada influye en la calidad del sonido.
Por ejemplo, no podrías tocar una melodía expresiva con el uso consecutivo del quinto dedo, al que Thuel Burnham denomina “el dedo frío”. En su defecto, utilizaría el tercero, el “dedo cálido” para crear una melodía enternecedora.
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LA VARIEDAD SONORA
El pianista que desea tocar con eficacia debe esforzarse siempre por buscar cambios en el sonido, esto es, debe trabajar el color. Este estudio sonoro se puede realizar con la práctica de escalas, arpegios, acordes y otros ejercicios técnicos.
Los cantantes buscan un sonido que tenga un color reverberante, que no sea plano. Del mismo modo, los pianistas también procuran buscar en su interpretación variedad en el sonido. Harold Bauer piensa que estas diferencias se deben obtener por el contraste entre unos sonidos y otros. Incluso un sonido duro puede ser bonito si se toca en el lugar adecuado, debido a su relación con los sonidos circundantes y su fuerza para expresar la idea musical. Conseguir que la interpretación sea expresiva por el contraste entre luces y sombras, por las gradaciones de sonido, por los diferentes tipos de toque o por la sutileza en las dinámicas, es todo un arte que solo los músicos con más talento pueden dominar a la perfección. Esto es lo que nos gusta de las interpretaciones de Paderewski y Gabrilowitsch. La manera de tocar de Hofmann origina un ambiente maravilloso que es objeto de aprendizaje para los estudiantes, una lección sobre la diferenciación y exquisitez en el trabajo con el sonido.
Un músico con sensibilidad es muy susceptible a los efectos de color que se dan en la naturaleza, en el arte y en los objetos que le rodean. Ciertos colores le atraen porque observa una afinidad entre ellos y los efectos sonoros que desea producir. Otros colores le repelen, quizás por la razón contraria. El rojo vivo es un color bélico y encuentra su expresión análoga en piezas como la Polonesa militar de Chopin o la Polonesa de MacDowell. No podemos evitar ver y sentir el color rojo cuando tocamos esta música. El rosa suave y el rosa para la música relacionada con el amor o los tonos azules y grises para los nocturnos son algunas afinidades entre el color y el sonido. Los tonos cálidos del amarillo y el color castaño sugieren una atmósfera otoñal, mientras que los verdes suaves o intensos nos recuerdan a la primavera o al delicioso verano. Ciertas piezas de Mozart parece que traigan a nuestra mente los tonos verdes de un paisaje de verano. La Fantasía en Do menor y la Pastoral Variée son dos claros ejemplos de este tipo.
Arthur Hochmann comenta: “Los colores significan mucho para mí. Algunos son hermosos, como por ejemplo la variedad del rojo, el amarillo dorado, los tonos pardos o el azul claro. Los músicos podemos hacer maravillosas combinaciones de color al igual que los pintores hacen sobre un lienzo. Para mí, el rojo oscuro nos habla de algo tierno, reflexivo y misterioso. Por otra parte, la variedad de amarillos expresa alegría y luminosidad.”
Se dice que un pianista debería estudiar los efectos de color para expresarlos en sus interpretaciones. Esto lo puede hacer con cierta ventaja en el teatro o en la ópera, donde puede ver desplegada ante él la mayor variedad de luces y sombras, de colores, así como la perspectiva cambiante que produce la acción y la emoción.
El pianista puede tomar muchas ideas sobre el color cuando escucha a un gran cantante y cuando observa la infinidad de gradaciones sonoras que produce “el más completo de todos los instrumentos”, la voz humana.
En resumen, el pianista extrae de muchas fuentes la experiencia, el sentimiento y la emoción que luego intentará evocar con los sonidos en el instrumento. ¡Cuanto más aguda sea su percepción, más trabaje, se esfuerce y “viva”, más podrá expresarse a través de su instrumento: el piano!
BIBLIOGRAFÍA:
Brower, H. (1915). Piano Mastery. Talks with master pianists and teachers. New York: Frederick A. Stokes Company.
Traducción: Francisco José Balsera Gómez
Con esta entrada finaliza la traducción completa de este libro que se inicio en julio de 2020 y que se ha ido publicando en diferentes entradas de este blog desde entonces. Espero que sea útil para todos los amantes del piano.
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