Giovanni Gabrieli: Hodie completi sunt dies Pentecostes
Giovanni Gabrieli, maestro indiscutible de la escuela veneciana, nos dejó en el motete Hodie completi sunt dies Pentecostes una obra que desborda una gran creatividad. Concebida para dos coros de cuatro voces, se apoya en el texto de la antífona destinada a las segundas vísperas del domingo de Pentecostés, pero lo hace desde una óptica que rompe con la sobriedad polifónica tradicional.
En vez de abrir con una imitación, como dictaban los cánones renacentistas, Gabrieli opta por la sorpresa: un breve motivo de cuatro notas sobre las palabras completi sunt, que viaja entre ambos coros como un eco festivo. Este gesto inicial es toda una declaración estética: el discurso no busca la regularidad lineal, sino la expresividad del momento.
La siguiente frase, dies Pentecostes, refuerza esa intención con una escritura viva que llama la atención. Gabrieli introduce figuras rítmicas irregulares que interrumpen la continuidad y una pequeña nota ornamental convertida en disonancia, recurso que aporta brillo y movimiento. No es un mero adorno, sino que se trata de la música encarnando la alegría de la fiesta.
Cuando irrumpe el primer alleluia, el compositor cambia el pulso y la sensación sonora. El ritmo ternario se adueña de la textura y, con él, aparecen disonancias que se enlazan con libertad poco común en la época.
El impacto inmediato es el de una obra vigorosa y llena de color, pero bajo esa superficie se oculta una idea clara, esto es, hacer audible el significado del texto sagrado. Cada cambio de compás, cada juego entre los coros y cada audacia armónica están al servicio de la palabra, transmitiendo el júbilo del Espíritu Santo.
Con Hodie completi sunt dies Pentecostes, Gabrieli no solo adorna la liturgia, pinta en sonido el resplandor del Pentecostés, y lo hace con una gran libertad expresiva.
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Basílica de San Marcos en Venecia. Autor: Zairon |
La práctica policoral veneciana: esplendor y monumentalidad
Esta técnica, conocida como coro spezzato (“coro dividido”), había comenzado a desarrollarse en la generación anterior, con compositores como Adrian Willaert, pero alcanzó su máximo esplendor con Andrea Gabrieli y, sobre todo, con su sobrino Giovanni. Gracias a ellos, el motete policoral se transformó en un género monumental, capaz de integrar no solo voces, sino también instrumentos y efectos de masa sonora inéditos en la tradición renacentista.
En este contexto, Hodie completi sunt dies Pentecostes no es una obra aislada, sino parte de un movimiento que anunciaba la llegada del Barroco: mayor contraste, exploración tímbrica y dramatización del texto sagrado. En manos de Gabrieli, el motete deja de ser una pieza exclusivamente polifónica para convertirse en arquitectura sonora que refleja el poder ceremonial de Venecia y su gusto por la magnificencia.
Audición recomendada
Si quieres experimentar la fuerza y la luminosidad de esta obra, te invito a escuchar una interpretación excepcional: la versión de The Sixteen, disponible en YouTube. Déjate envolver por el diálogo entre los coros, la riqueza armónica y la energía jubilosa que Gabrieli imprime en cada compás.
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